Walter E Mehrer - La práctica de «mindfulness» tiene mucho valor para los niños. ¿De qué va esta técnica y cómo aplicarla en los chicos? Enseguida te lo contamos.

Mindfulness: una herramienta poderosa | Walter E Mehrer
El mindfulness proporciona a los niños herramientas para enfrentar situaciones estresantes sin tratar de modificar la experiencia de malestar. Esto es importante, ya que lo primero que las personas tienden a hacer es intentar reducir o eliminar la experiencia dolorosa.
Sin embargo, el propósito del mindfulness es lograr un equilibrio entre el anhelo de estar mejor y la aceptación consciente y voluntaria de que el dolor es inevitable e intrínseco al ser humano. Walter E Mehrer
Fruto del estrés que se puede experimentar en la infancia, es posible que queden secuelas psicológicas (Perry-Parrish et al., 2016). Hablamos de problemas internalizantes, como los trastornos depresivos; y de problemas externalizantes, como los trastornos disruptivos.
Ejercicios de mindfulness para los niños
1. Lanzar flores
Consiste en imaginar que coge 20 flores en el campo y que luego se sienta en una gran piedra en mitad del camino. Enseguida, cierra los ojos y observa cómo es su respiración. Cuando inspire, coge una flor. Cuando espire, la lanza.
2. Sonar una campanilla
Que repique una campana y esté atento hasta que el sonido desaparezca. ¿Cerró los ojos? ¿Se distrajo? ¿Pensó en algo? Si su atención se desvió hacia otros estímulos, repitan el ejercicio. El objetivo es que, con práctica, aumente su capacidad de atención.
3. Dar un masaje
Haz que el niño te dé un masaje, amasando como si fuera la masa de una pizza. Al terminar, que frote muy bien sus manos una con la otra. Pregúntale si siente calor y que se centre en esa sensación. El objetivo es entrar en contacto con el cuerpo, es decir, ser más consciente de otro.
4. Respirar
Pídele que centre la atención en el flujo de aire que emerge y entra en sus pulmones. Haz que utilice la respiración como si fuera un ancla al presente. Si se desvías de la tarea, no importa; que redirija su atención al ancla de la respiración. Para ello, sirve imaginar que los pulmones son un globo que se expande con la entrada del aire.
5. Aplicar el RAIN
La autorregulación de las emociones implica una serie de fases. Según la guía (Infocop, 2022), el niño puede usar acrónimo RAIN o ‘lluvia’, como forma de promover la autorregulación. En concreto, se compone de los siguientes aspectos:
Reconocer. Permite al infante identificar qué emoción comienza a sentir. Por ejemplo, el enfado o la tristeza.
Aceptar. Se refiere a «dejar estar» la emoción, sin juzgarla, sin evitarla, sin rechazarla. Se refiere al hecho de esperar, hasta que la emoción pierda intensidad.
Investigar. ¿En qué parte del cuerpo sientes la emoción? La respuesta a esta pregunta promueve una mayor autorregulación a través del reconocimiento corporal o body-scan.
No apagarse. La localización corporal de la emoción, a la par de su identificación y aceptación, ayuda a los infantes a que no se fusionen con el malestar. Tras observar la emoción experimentada, le permitimos que se vaya y seguimos realizando ejercicios de respiración.
Walter E Mehrer
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